Las estafas a personas mayores, a través de engaños junto a sustancias que anulan su voluntad parece que repuntan en Castellón. En las últimas semanas, dos de las víctimas, se han atrevido a denunciar. Algo que en pocos casos sucede. De hecho, más allá del delito y los daños materiales y personales, «la vergüenza que sienten las víctimas», funciona como el mejor cómplice para que no trasciendan estos hechos y se silencien.
Agentes de Policía consultados por Actualidad Castellón aseguran que este hecho hace que sea muy difícil tener constancia de los casos reales. Aseguran que son «muchos más casos de los que se denuncian». El motivo, «la vergüenza de las personas mayores, que muchas veces ni lo cuentan a su familia por miedo a que les traten ya de incapaces de cuidarse».
Uno de los últimos casos, cuya víctima sí tuvo el valor de denunciar, se producía a finales de este mes de abril. Los hijos de la mujer de 78 años animaron a su madre para que denunciara y «evitar así que le pase a más gente o al menos ponerlos sobre aviso», explicó su hija a este medio.

Engañan a una mujer de 78 años para robarle
La mujer fue víctima de una estafa en su propio barrio, en la zona de Rafalafena, cerca de donde se ubica cuartel de la Guardia Civil.
Según el testimonio de su familia, todo comenzó cuando se le acercó una mujer con acento gallego que le pidió indicaciones sobre una calle. Aunque la víctima no supo responder, “casualmente” apareció otra mujer que dijo conocer el lugar. Ambas la envolvieron en una historia sobre un supuesto décimo premiado de la ONCE. Además la estafadora pidió ayuda a la víctima alegando que tenía miedo que la timara alguien. Por eso, le ofrecieron 30.000 euros si les ayudaba a gestionarlo.
Para demostrar que eran «buena gente», una de las mujeres convenció a la víctima de volver a casa y recoger sus joyas y dinero en efectivo. Algo que la víctima sigue sin entender cómo pudo ocurrir, por lo que se sospecha de presunta sumisión química. Algo que por otro lado «es difícil de constatar, porque cuando es por inhalación, por ejemplo, desaparece al poco tiempo», apuntan especialistas en estos casos.


Con todo, y según lo que la mujer recuerda y pudo relatar. Subieron juntas a su domicilio, donde la estafadora revisó todos los cajones y joyeros. Luego la introdujeron en un coche conducido por un hombre, supuestamente compañero de la cómplice en una inmobiliaria.
La llevaron a un cajero automático, le retuvieron el teléfono móvil en el vehículo y la mujer extrajo 3.200 euros. Más tarde, al girar por una avenida, una de las estafadoras le pidió que bajara a comprar una botella de agua. Le entregó unas monedas y ella dejó su bolso en el coche. Al salir del establecimiento, ya no estaban.
Sumisión química indetectable y vulnerabilidad
La familia también sospecha que pudo haber sido drogada por inhalación. “Mi madre no reaccionó en ningún momento: ni cuando le quitaron el móvil, ni cuando revisaron sus cosas en casa, ni cuando la dejaron sola en la calle. Además, durante una llamada telefónica con mi hermano, le habló en castellano y con expresiones inusuales, cuando siempre se comunica con él en valenciano”, explicó una de las hijas.
La denuncia fue interpuesta ante la Policía Nacional, donde se les informó que una semana antes ya se había registrado otro caso similar. La familia considera importante alertar públicamente sobre la presencia de este grupo delictivo, especialmente en la zona donde operan.
“Afortunadamente, como mi madre parecía estar bajo los efectos de alguna sustancia, obedeció todo lo que le pidieron sin resistencia, lo que evitó daños mayores como una posible agresión física”, añadió su hija.
La vergüenza y el miedo: los mejores aliados de estos delitos
Este caso evidencia la vulnerabilidad de las personas mayores frente a estafas cada vez más sofisticadas. Las autoridades recomiendan extremar las precauciones y compartir este tipo de testimonios para prevenir nuevos casos.
Expertos también apuntan que el miedo a que los familiares de las víctimas cuestionen su capacidad para poder vivir de manera independiente «es casi siempre el motivo por el que en muchas ocasiones, ni lo cuentan a sus hijos».