La división entre las alas progresista y conservadora del colegio cardenalicio continúa frenando el avance hacia un acuerdo. Las cuatro votaciones del día no dieron resultado, y la fumata negra volvió a teñir el cielo de incertidumbre.
Lejos del bullicio turístico habitual, la Capilla Sixtina se ha convertido en un recinto vedado, adaptado para la deliberación espiritual. Con suelos protegidos, mobiliario austero y sin contacto con el exterior, se ha creado un entorno donde solo la tradición y el silencio rigen el paso del tiempo.
Entre los nombres más comentados en los pasillos vaticanos destacan figuras que encarnan dos caminos distintos para la Iglesia: uno de continuidad con el pontificado de Francisco y otro que busca un cambio doctrinal más conservador.
Las próximas votaciones serán clave para el futuro de la Iglesia
El protocolo del cónclave prevé hasta cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Después de cada bloque se emite humo desde la Capilla Sixtina. Este humo es especialmente significativo durante el evento de fumata negra del cónclave de 2025. Solo cuando se alcance una mayoría cualificada de dos tercios, la fumata será blanca. Entonces se tocarán las campanas de San Pedro, y se anunciará el Habemus Papam desde el balcón de la basílica.
Hasta entonces, los cardenales continuarán deliberando en privado. La incertidumbre crece no solo por quién será elegido. Además, el desarrollo del fumata negra cónclave 2025 afectará la dirección que tomará la Iglesia Católica en los próximos años. Esta dirección estará marcada por desafíos sociales, internos y globales.