La contaminación de las cocinas de gas acorta la vida de 2.062 españoles cada año, según la primera estimación científica de muertes prematuras. Según la investigación de la Universitat Jaume I de Castelló con la colaboración de la Universitat de València y el IDIAP J Gol, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud se incumplen con regularidad en el hogar medio de 14 países europeos, aunque no en España, cuando la contaminación ambiental se combina con los humos de las cocinas de gas durante su uso normal.
El total de muertes prematuras asciende a 39.959 en la UE y el Reino Unido, según los investigadores. Los países más afectados son Italia, Polonia, Rumanía, Francia y el Reino Unido, donde más hogares cocinan con gas. La contaminación es peor en las viviendas con poca ventilación y durante sesiones de cocción más largas. Las vidas en España se acortan algo más de un año, por término medio.
Los investigadores se centraron en un contaminante procedente de las cocinas de gas, el dióxido de nitrógeno (NO2), porque es bien conocido por los epidemiólogos [1]. Combinaron mediciones de contaminación del mundo real dentro y fuera de los hogares de toda Europa tomadas por investigadores holandeses el año pasado con datos del gobierno sobre las concentraciones ambientales de NO2 para producir el primer mapa europeo de concentraciones probables de NO2 en hogares que utilizan cocinas de gas. Aplicaron estas cifras para establecer tasas de riesgo de contaminación de NO2 para calcular el número probable de muertes prematuras en un año [2].
La autora principal y investigadora de la Universitat Jaume I, Juana María Delgado-Saborit, afirmó: «En 1978, aprendimos por primera vez que la contaminación por NO2 es muchas veces mayor en las cocinas que usan gas que en las eléctricas. Pero solo ahora podemos poner una cifra a la cantidad de vidas que se están truncando. La magnitud del problema es mucho peor de lo que pensábamos, ya que nuestros modelos sugieren que el hogar promedio en la mitad de Europa supera los límites de la OMS. La contaminación del aire exterior sienta las bases para esos incumplimientos, pero son las cocinas de gas las que empujan a los hogares a la zona de peligro».
Los investigadores afirman que es probable que el verdadero coste humano de la contaminación de las cocinas de gas sea significativamente más alto. La falta de datos obligó a excluir algunas condiciones de salud, así como otros contaminantes nocivos creados por las cocinas de gas, como el benceno, el formaldehído y las partículas en suspensión. Cuando se incluyen la mayoría de los contaminantes y se utiliza un método menos preciso, los investigadores descubrieron que las cocinas de gas causan cada año en Europa aproximadamente 367.000 casos de asma infantil y 726.000 casos en todos los grupos de edad.
Se estima que un tercio de los hogares europeos cocinan con gas, hogares que generalmente tienen los niveles más altos de NO2. Estas cocinas emiten metano, el potente gas de efecto invernadero, incluso cuando están apagadas. La calidad del aire interior es importante porque los europeos pasan casi todo su tiempo en el interior y los edificios reciben menos aire fresco a medida que se hacen más herméticos. La contaminación del aire se considera el mayor riesgo ambiental para la salud.
La NASA afirma que ha habido caídas significativas en la contaminación por NO2 en las ciudades europeas en las últimas décadas gracias a las reglas de emisiones de vehículos de la UE y la tecnología de los vehículos. Pero la contaminación de fondo sigue siendo la que más contribuye a llegar a los niveles peligrosos encontrados por el estudio. Los límites de contaminación por NO2 exterior están a punto de volverse más estrictos.
La UE no tiene estándares de calidad de aire interior y sus herramientas legislativas para abordar el problema son dispersas, argumenta la Alianza Europea de Salud Pública (EPHA), el mayor grupo de organizaciones de la sociedad civil de la Unión Europea que trabajan en salud pública. EPHA coordina una campaña en favor de la cocina limpia y se ha asociado con la Universidad para avanzar en el conocimiento sobre este tema. Está previsto que la UE proponga normas actualizadas para las cocinas de gas a finales de este año y ha estado considerando restricciones a la contaminación, incluida la provocada por el NO2. La EPHA insta a Bruselas a eliminar rápidamente las cocinas de gas a través de límites de emisiones, junto con incentivos financieros para cambiar a sistemas más limpios. También considera necesario el etiquetado obligatorio para señalar los riesgos de contaminación y campañas de educación pública sobre los riesgos de quemar combustibles en interiores.
La directora de políticas de salud pública global de la EPHA, Sara Bertucci, apunta: «Durante demasiado tiempo ha sido fácil desestimar los peligros de las cocinas de gas. Al igual que los cigarrillos, la gente no pensaba mucho en su impacto en la salud y, al igual que los cigarrillos, las cocinas de gas son un pequeño fuego que llena nuestro hogar de contaminación. Los verdaderos impactos son probablemente mayores de lo predicho en este estudio. Sabiendo eso, los gobiernos deberían tomar la iniciativa para ayudarnos a dejar el gas, al igual que nos ayudaron a dejar los cigarrillos».
El estudio está disponible aquí.
Notas
[1] El trabajo señaló algunas limitaciones. Se basó en datos de períodos de tiempo ligeramente diferentes. Pero las tendencias poblacionales, en gran medida estáticas, significan que es poco probable que las conclusiones del estudio sobre las cifras de muerte prematura y asma cambien significativamente de un año a otro. Las tasas de NO2 interior en el mundo real son probablemente más altas de lo estimado en el estudio, que utilizó un promedio nacional para la contaminación ambiental por NO2, aunque las ciudades probablemente sufran más contaminación ambiental por este gas. A pesar de ello, las conclusiones son probablemente conservadoras, apunta la Universidad, porque no se incluyeron impactos adicionales en la salud debido a la falta de investigación, por ejemplo, relacionando el NO2 con los ingresos hospitalarios. Solo un estudio previo relaciona el NO2 con la muerte prematura en América.
[2] Los científicos están seguros que la exposición a largo plazo al NO2 aumenta el riesgo de muerte prematura. Se cree que incluso una exposición breve aumenta la necesidad de tratamiento hospitalario, aunque la evidencia de esto es menos clara. Los niños son especialmente vulnerables a la contaminación del aire porque tienen pulmones y sistemas inmunitarios más débiles. La exposición a corto plazo al NO2 se ha relacionado con un aumento de los síntomas de asma en los niños, un mayor riesgo de días escolares perdidos debido al asma y un aumento de las sibilancias.