En una escalada de hostilidades, Irán lanzó un feroz ataque contra Israel durante la noche del sábado y el domingo, desplegando una combinación de drones y misiles en un intento aparente de infligir daño significativo. Según el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, el ataque incluyó 170 drones, más de 30 misiles de crucero y más de 120 misiles balísticos.
Sin embargo, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron que la mayoría de los ataques fueron interceptados gracias al sistema de defensa Arrow, en cooperación con aliados regionales y internacionales, incluidos Jordania, Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Aunque se registraron algunos daños en una base militar en el sur del país, se neutralizó el 99% de las 300 amenazas detectadas.
Además, los aliados de Irán, como Hezbolá en Líbano y los hutíes en Yemen, se unieron al ataque, intensificando la coordinación y la magnitud del asalto. Los medios estatales iraníes reportaron que la base aérea del Néguev sufrió «duros golpes» tras ser alcanzada por misiles balísticos de Kheibar.