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miércoles, diciembre 3, 2025

La UJI incorpora el uso de la IA al actualizar su Código de Buenas Prácticas en Investigación y Doctorado

Ejemplo de shortcode con estilo
Como novedad, el código cuenta ahora también con una página web específica (https://www.uji.es/investigacio/base/etica/cbpid/) integrada en el portal de ética de la investigación de la universidad

La Universitat Jaume I de Castelló (UJI) ha publicado la segunda versión de su Código de Buenas Prácticas en Investigación y Doctorado (CBPID). Una herramienta clave en la que contempla y regula el uso de la Inteligencia Artificial (IA). Esto responde a su compromiso con una investigación responsable y de calidad. Con esta actualización, una de las primeras realizadas por una universidad española, la UJI adapta su marco ético a nuevos desafíos y necesidades surgidas en los últimos años.

La nueva versión del código (la anterior era de 2022) amplía y refuerza contenidos fundamentales. Esto se logra con la incorporación de dos nuevas secciones dedicadas al uso de la inteligencia artificial en la investigación y a la filiación institucional del personal investigador. También se amplía la sección sobre ciencia abierta y se renuevan aspectos relevantes alrededor de la definición de conflictos de interés. Además, se añade información sobre el funcionamiento del Sistema de Ética e Integridad de la UJI.

Como novedad, el código cuenta ahora con una página web específica (https://www.uji.es/investigacio/base/etica/cbpid/) integrada en el portal de ética de la investigación de la universidad. Esta página permite consultar y organizar fácilmente los recursos, normativas y referencias incluidas en el código, y facilita su actualización periódica.

El proceso de revisión del código se ha llevado a cabo en el marco del proyecto europeo CATALISI y refuerza el compromiso institucional de la UJI con la promoción de una cultura científica más responsable. Con esta actualización, la universidad da un paso más en el desarrollo de sus herramientas de gestión ética. Además, favorece la mejora del contexto en el que se desarrolla la actividad investigadora. También da respuesta a usos inadecuados de la IA o malas prácticas en la afiliación científica.