Una vez más los trabajadores de Nordex, se han vuelto a concentrar para que no se olvide que los puestos de trabajo de la planta de La Vall, vinculados más de un centenar de familias, están más allá de la cuerda floja. Con una cuenta atrás que como máximo finalizaría el 31 de julio, continúan las reuniones entre el comité de empresa y la directiva, pese a que los últimos encuentros parecen haber sido poco productivos en opinión de los sindicatos.
Por otro lado, más allá del soporte popular y de la cobertura informativa de algunos medios, los avances no son los esperados. En especial en lo referente a las expectativas que algunos de los afectados tenían de recibir un soporte institucional en el ámbito político de quienes ellos consideran que debería haberlos recibido, el President de la Generalitat.
De hecho, pese a que las primeras semanas, incluso hace pocos días, en su visita al Congreso de los Diputados a Madrid, es cierto que tuvieron reuniones con la mayoría de grupos políticos con más o menos compromiso, fuentes sindicales comentan que «echan de menos» algunas muestras que muchos esperaban por parte del PSOE.
Y es que aunque es cierto que fueron recibidos por responsables socialistas del Gobierno autonómico, parece ser que esperaban que su caso tuviera la atención directa del máximo representante autonómico. Del mismo modo que, otras voces, también desde dentro de la plantilla afectada por esos 96 despidos han lamentado que «hoy no estuviese la alcaldesa con nosotros en la concentración».



Sin embargo, por otra parte, no hay que olvidar que la Diputación Provincial de Castellón tienen previsto aprobar en el próximo pleno una declaración institucional pidiendo precisamente una salida a la situación.
Sea como sea, la realidad de una decisión unilateral respecto el cese de la actividad de la planta de aerogeneradores de La Vall, parece seguir adelante, y aunque las protestas y concentraciones continúan, todo apunta a que el cansancio o la resignación empiezan a hacer mella en algunas familias.
De momento, y mientras no haya un movimiento o paso adelante contundente desde el ámbito político, el calendario de reuniones entre empresa y representantes de los trabajadores sigue en marcha, y ‘las camisetas rojas’ solo confían en que socialmente, no se olvide su situación. Algo complejo, especialmente en un momento en que otro sector como el del azulejo, cuya implantación cuenta por miles los afectados, no cesa de sumar ERTES aduciendo a la crisis que está provocando en conflicto bélico ucraniano, sumado a la escalada exponencial energética que parece no encontrar techo.

