“Vengo a por mi roscón”: Esta es, sin duda, la frase que más se ha escuchado en las últimas horas, en las panaderías y pastelerías tradicionales de toda la Comunitat Valenciana y por supuesto en Castellón. De hecho, las colas para recoger los encargos de este dulce típico de Reyes se repiten en muchos de estos comercios, ya que como explican, desde la pastelería Blanch de la capital de la Plana, “el Roscón tiene una clientela fija y que es fiel año tras año”.
Y es que mientras en el obrador se sigue trabajando sin tregua no solo para servir los encargos sino para poder ofertar en los escaparates el producto estrella para esta noche, fuera, en el despacho comercial tampoco paran.
En cuanto a las preferencias, desde esta pastelería que elabora sus productos artesanos desde 1913, nos cuentan que el roscón de nata “sigue siendo el Rey” y que aunque también se ofertan con otros rellenos como crema, mazapán o trufa, o incluso sin rellenar, el de nata es el más demandado.
Por otro lado, en cuanto a la proliferación, desde hace ya algunos años de las versiones de roscón que se ofertan en los supermercados y centros comerciales, los distintos gremios de panaderos y maestros pasteleros se reafirma en que aunque cada uno tiene su elección, “la materia prima y el proceso de elaboración también se nota en el producto final”.
De hecho, al respecto basta con recordar que el pasado año, y en uno de los análisis que realiza la OCU en estos productos “de bollería más industrial”, ya se detectó cómo para poder abaratar los costes, una parte del relleno de nata contenía otras grasas, en un porcentaje no siempre adecuado, de ahí que en aquellos casos, OCU recomiende siempre “comprobar en el etiquetado la ausencia de grasas vegetales como la palma, el palmiste, el coco o la nabina”.
Con todo, lo cierto es que ni los precios que, por otra parte aseguran que “a penas han repercutido en el producto final” ni el tener que hacer alguna cola de última hora ha podido desbancar al roscón tradicional de Reyes. Ese que hoy y mañana triunfa en todas las mesas y cuyas sobras, si las hay, se degustarán junto a ese chocolate calentito del desayuno de la mañana siguiente, mientras se disfrutan los regalos que hayan traído Sus Majestades.
