El actual gerente del Patronato de Fiestas, Vicente Montolio podría verse obligado a dejar su cargo al frente de este órgano municipal si prospera la candidatura que ha presentado para optar a director financiero del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón.
Pese a que compite con otras cuatro personas, se trata de un cargo de libre designación, igual que lo fue en su momento el que ostenta ahora, tras la aprobación por el Consejo Rector, de la propuesta hecha por la entonces presidenta de Patronato, Sara Usó.
Así, si finalmente se cumplen las aspiraciones de Montolio y es elegido como máximo responsable del centro sanitario, su nuevo trabajo le obligaría a dejar libre la plaza al frente del Patronato. Un puesto, para el que en petit comité ya suenan algunos posibles aspirantes también fuertemente vinculados al ‘món de la festa’. No obstante, de momento, solo se trata de cábalas dado que la primera premisa para plantearse sustitutos es la renuncia del actual gestor.
Cabe recordar que Montolio es funcionario de carrera del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón, es licenciado en Ciencias del Trabajo por la Universitat Jaume I y ha estado también como delegado sindical de UGT dentro del centro sanitario.
Un calendario ajustado
Por otro lado, uno de los aspectos que más pueden inquietar a algunos al hablar de este posible cambio, es el del calendario. Y es que cabe recordar que se produciría a cinco meses de las fiestas de la Magdalena. Un elemento que de manera indirecta sitúa en puestos preferentes a los aspirantes a gerentes que cuenten con experiencia demostrada y solvente tanto en el ámbito de las fiestas de Castellón como en los requisitos propios del cargo.
En cuanto a la propuesta, ha de hacerla Presidente del Patronato de Fiestas y posteriormente elevarla a los órganos competentes. En este caso, el candidato o candidata vendría de la mano de Omar Braina.
Por último, si en términos festivos, un cambio a cinco meses, que por cuestiones de trámites serían menos, ya podría poner nerviosos a quienes miran lo ajustado del calendario festero, en términos políticos, también puede plantear cierta inquietud.
Al menos, si se tienen en cuenta que aunque se trate de un cargo de gerencia, y no político pero la sensibilidad del mundo de la fiesta también podría sacar su vertiente más politizada como ya ha pasado en muchas decisiones anteriores, y a nadie se les escapa que se trata de un año electoral y que además los comicios llegarán tras apenas dos meses de las fiestas de la capital de la Plana.
