Con la llegada de los meses de mayor circulación de virus respiratorios, el uso de mascarilla vuelve a formar parte de las recomendaciones sanitarias en centros de salud y espacios con gran afluencia de personas. En este contexto, muchas personas recuperan mascarillas antiguas almacenadas desde hace años.
El problema es que las mascarillas tienen vida útil limitada. Aunque no se hayan usado, el envejecimiento de sus materiales puede reducir su capacidad de protección y hacer que no cumplan los estándares para los que fueron fabricadas.
No todas las mascarillas ofrecen la misma protección
Las mascarillas quirúrgicas actúan como una barrera básica frente a las gotas respiratorias, pero no sellan completamente el rostro. Su eficacia depende en gran medida de un uso puntual y correcto.
Las mascarillas filtrantes, como las FFP2, están diseñadas para ofrecer una protección superior. Filtran partículas del aire y requieren un ajuste firme para funcionar correctamente. Si ese ajuste falla o el material pierde propiedades, la protección disminuye notablemente.
El deterioro invisible de los materiales
Una mascarilla caducada puede parecer intacta, pero presentar fallos no visibles. Las gomas pueden haberse relajado, el material filtrante perder capacidad de retención y los bordes no adaptarse correctamente a la cara.
En estos casos, el aire entra y sale sin pasar completamente por el filtro, reduciendo la capacidad real de protección. Esto convierte su uso en un riesgo, especialmente en entornos con mayor probabilidad de contagio.
Señales para no utilizar una mascarilla
Además de comprobar la fecha de caducidad, hay otros indicios claros para no usar una mascarilla: deformaciones, pérdida de rigidez, elásticos dañados o sensación de mal ajuste al colocarla.
El modo de conservación también es determinante. El calor, la humedad o el almacenamiento prolongado en lugares inadecuados aceleran el deterioro, incluso antes de alcanzar la fecha indicada por el fabricante.
Las autoridades recuerdan que la mascarilla es una medida complementaria. Mantener una correcta ventilación, extremar la higiene y vacunarse frente a la gripe siguen siendo pilares fundamentales para reducir el impacto de los virus respiratorios en la población.

