La alcaldesa, Amparo Marco, y el concejal de Fiestas, Omar Braina, han procesionado en este Viernes de Dolores, cual Virgen de Gracia y Amparo y San Juan Evangelista bajo palio de la Cofradia de los Javieres de Sevilla en el pleno municipal extraordinario sobre el caos de las pasadas fiestas.
Ambos, imbuidos de un martirologio y fingida humildad se escudaron -era previsible- en la lluvia y, pese a reconocer fallos, -han sido evidentes- defendieron su gestión y dieron las gracias a los colectivos festeros por su colaboración y entrega. Como un disco rayado, les encanta dar las gracias, pero olvidan o no oyen las dificultades impuestas por el consistorio en las tramitaciones y justas peticiones del ‘mon de la festa’.
Marco, además, como una dolorosa de la fiesta litúrgica de la jornada, apelo al apoyo prestado a ella por las reinas de las fiestas y los pregoneros (que obsesión con els pregoners, no será para lavar la conciencia de una condición sexista del cargo de reina). El PP, Ciudadanos y Vox lanzaron sus diatribas razonables contra el ‘Acord de Fadrell’, desde la suspensión apresurada del Prego, el retraso en llegar las cintas verdes de China, pasando por el desfile alternativo disuelto por la Policía Local, o los fallos de Protocolo.
Pero, a la primera autoridad municipal y al edil les daba igual la argumentación esgrimida. Incluso, el corporativo, ufano, advirtió que la “gente no es tonta”, y claro, son comprensivos con ellos. La portavoz popular Begoña Carrasco resumió lo ocurrido en tres palabras: “falta de empatia”. Y ese es el quid de la cuestión. La incapacidad del equipo municipal de gobierno de estar a pie de calle con los que hacen posible la fiesta magdalenera.
Por supuesto, por ignorancia, pero, y es mucho más grave, no querer saber y conocer el trasfondo y el porqué del fenómeno festivo en Castellón. Con estos mimbres, la sesión plenaria transcurrió según un guión previsto y que una colega calificaba de bluf.
Que lejos queda aquel pleno de mayo de 1988 cuando un alcalde también socialista, Daniel Gozalbo, dio vía libre a la democratizacion y autonomía de la fiesta con la creación de la Asamblea de Fiestas y la Junta de Festes y con el consenso de todos los grupos políticos. Más de 30 años después volvemos a la estructura y ademanes franquistas en las fiestas. !Por orden del señor alcalde!
