domingo, 12 mayo 2024

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Aumentan los comercios con alarmas antirrobo y restricción en las ventas de aceite de oliva

Muchos establecimientos usan estos dispositivos tan visibles como medida disuasoria ante la subida de los precios para prevenir posibles hurtos, y en cuanto las limitaciones en el número de unidades que se pueden adquirir responde más a una estrategia de márketing que a problemas reales de desabastecimiento

El desorbitado precio del aceite de oliva virgen está haciendo que la práctica de poner alarmas antirrobo en las botellas más caras o en las garrafas de mayor capacidad se esté extendiendo cada vez por más comercios de la Comunitat Valenciana.

Sin embargo, y aunque esta medida se empezó a ver ya hace meses, sobre todo en zonas de alta producción olivarera y donde ya se preveía cómo se iban a disparar los precios, ahora se le suman las restricciones de venta que ponen algunos establecimientos en determinadas marcas o promociones más económicas. Un binomio que en ocasiones dispara aún más en el consumidor el anhelo de poseer el producto “escaso” y “valioso”.

Así, si bien es cierto que ni esto se da en todos los sitios, ni en todos los formatos a la venta, ni en todas las marcas, el aumento en las medidas disuasorias para evitar robos está creciendo. La cajera de una cooperativa alimentaria con sedes en todas las provincias de la Comunitat explicaba que aunque la medida de poner sistemas antirrobos en los aceites no era obligatoria, sí que les había llegado una circular interna a todos los establecimientos alertando del posible aumento de hurtos y por tanto ofreciendo la posibilidad de alarmar el producto de una manera visible, como medida preventiva. “Nosotras aquí no lo hemos hecho todavía pero sí que se de otras muchas tiendas que sí que lo han pedido”.

Limitaciones en las compras, un marketing intencionado

Por otro lado, en cuanto a los carteles restrictivos advirtiendo que solo se puede adquirir un determinado número de unidades de algún producto en promoción “para que todos nuestros clientes puedan beneficiarse de las ofertas”, según reza, se encuentra vinculado a promociones de cadenas de grandes superficies y para algunos “a la larga, es más una cuestión de márketing, que de problemas reales de abastecimiento”.

De hecho, los productores olivareros recuerdan que aunque los cambios climáticos merman las cosechas en todos los países productores de aceita, y que se arrastran ya campañas malas, no hay riesgo de desabastecimiento.  

Otro aspecto es que esta fórmula de limitar la compra, no solo no gusta a todos los consumidores, sino que puede llegar a generar rechazo, puesto que hay algunos clientes a los que les recuerda los momentos de los consumos irracionales durante la pandemia o el miedo a carecer de determinados productos al inicio del conflicto bélico en Ucrania.

“A veces, basta con generar el miedo a que algo pueda desaparecer para que el ser humano se lance de cabeza a comprar aquello, sin preguntarse nada más”, comenta una mujer mientras mira con detenimiento la etiqueta de uno de esos aceites con venta limitada y compara, además del precio, la composición del aceite virgen de oliva y refinado que contiene.

Cosechas bajas y el temor del consumidor a pagar aún más

Por último, en cuanto a las ventas on-line pero también muchas de las que se dan en las cooperativas oleicas de algunos puntos de la Comunitat, es cierto que en poco tiempo y cuando se empezaron a disparar los precios, se notó un aumento de ventas. “Es que si ahora está caro, luego aún subirá más y si hemos de pagar, al menos que sea bueno el aceite, y de aquí, si puede ser”, comenta el encargado de uno de esos puntos de venta, en el interior de la provincia de Castellón, refiriéndose a los comentarios que durante las primeras semanas de la escalada de precios, hacían la mayoría de sus compradores.

Pantallazo de los productos agotados una de las tiendas on-line que comercializan aceites en la Comunitat Valenciana

Respecto a si este temor ha agilizado las ventas, apunta que pese a que en algunos momentos quizás se pueda haber notado, en general, no ha sido nada especialmente llamativo. “Sí que es verdad que aquí, además de la gente de la zona, sobre todo en verano y en fines de semana suben muchos al pueblo, con la familia a comer en algun restaurante, a pasar el día, y aprovechan para comprar aceite y un poco, quizás si que se ha notado, que quien se llevaba una garrafa igual ahora se lleva dos o un par de botellas más porque veía que bajar, no iba a bajar”, añade.

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