Sin bandera, sin servicio de socorrismo, con las escasas papeleras rebosantes y la basura en el suelo, y con una pasarela en la que había que sortear los obstáculos y en la que únicamente uno de los mucho ‘rotos’ estaba señalizado. Esto es lo que se han encontrado los cientos de personas que este domingo han visitado la playa del Pinar de Castelló.
Y es que pese a la advertencia y ya evidencia de que las altas temperaturas adelantarían la llegada de bañistas y la afluencia a las playas, son muy pocos los municipios que han decidido adecuar sus servicios a las circunstancias y avanzar algunas medidas como las de la vigilancia.
Como ya publicó hace unas semanas, Actualitat Valenciana en un recorrido por la costa de la provincia pocos ayuntamientos han tenido en cuenta este avance de la temporada de baño para adaptarse, y la capital de la Plana, no solo no ha contemplado la posibilidad de iniciar antes la vigilancia, como por ejemplo sí que ha hecho este mismo domingo Benicarló en dos de sus playas, si no que, al parecer tampoco ha llegado a tiempo para que algunos servicios estuvieran en las condiciones adecuadas.
Si bien es cierto que aún estamos en el último domingo de mayo, si las temperaturas este año no se adecuaban al calendario, quizás los responsables municipales si que deberían habérlo hecho.
De hecho, el deteriorado estado de la pasarela de entrada ubicada junto a la biblioteca de la playa del planetario, o el triste espectáculo de las basuras alrededor de unas papeleras, de clasificación de residuos, pero totalmente insuficientes, daban la bienvenida a quienes adelantaban temporada y se acercaban a la playa.
Quizás la saturación de las papeleras, fuera por falta de servicio de recogida en un fin de semana, especialmente caluroso o simplemente desbordadas por una ausencia de previsión. Sin embargo, el estado de las pasarelas no dejaba mucho margen a excusas.
Del mismo modo que para la inmensa mayoría de los castellonenses tampoco lo tienen el no avanzar los servicios de socorrismo cuando ya se está viendo la afluencia de público.
Eso si, probablemente, quizás incluso antes que los socorristas, previstos según apuntaron fuentes municipales para mediados de junio, “como otros años”, los chiringuitos, finalmente, podrán abrir. Que las pasarelas puedan generar más de un tropiezo o que los desechos de los bañistas queden al lado de unas papeleras que no dan abasto, de momento, queda pendiente.
