La provincia de Castellón ha sido testigo esta madrugada de un fenómeno extraordinario: una aurora boreal visible a simple vista, que ha teñido el cielo de tonalidades rosadas y violáceas durante varios minutos. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la actividad se ha debido a una tormenta geomagnética severa (categoría G4) provocada por una eyección de masa coronal procedente del Sol, emitida tras varias erupciones solares de clase X.
La interacción de esas partículas con el campo magnético terrestre ha generado una actividad luminosa tan intensa que las auroras se han hecho visibles en latitudes mucho más bajas de lo habitual.
Desde la Associació Valenciana de Meteorologia (Avamet) han informado de que, alrededor de las 4:30 de la madrugada, las webcams de Forcall, Torralba del Pinar, Vilafranca y Puebla de Arenoso han captado con claridad el fenómeno orientado hacia el norte. La entidad ha señalado que es la tercera vez que se observa una aurora boreal en la provincia en el último año y medio y ha recordado que puede apreciarse mejor desde zonas con poca contaminación lumínica.
Numerosos vecinos han compartido imágenes del cielo nocturno, donde se aprecian destellos rosados y verdosos propios de este tipo de fenómenos. Los expertos apuntan que la fuerte actividad solar registrada en los últimos días, en pleno máximo del ciclo solar 25, ha favorecido la expansión de las auroras hasta latitudes tan meridionales como la península ibérica.
El fenómeno no se ha limitado a la Comunitat Valenciana: también se han detectado auroras en otros puntos del país, donde los cielos despejados han permitido disfrutar de un espectáculo considerado excepcional.
Qué es una aurora boreal
Las auroras boreales son fenómenos luminosos que se producen cuando partículas cargadas procedentes del Sol chocan con los átomos y moléculas de la atmósfera terrestre, principalmente en las capas altas cercanas a los polos. Este choque libera energía en forma de luz, creando cortinas o destellos de colores que varían entre el verde, el rosa, el violeta o el rojo, según los gases implicados y la altitud a la que se produce la interacción. Aunque son habituales en zonas próximas al Ártico, en ocasiones excepcionales —como la de esta madrugada— pueden observarse también en latitudes medias cuando las tormentas solares son especialmente intensas.

