La Comunitat Valenciana perdió alrededor de 3.000 comercios el año pasado, el 80% con solo un trabajador, -al cierre de 2023 habían 57.190 locales comerciales-, mientras que 1.500 autónomos del sector se dieron de baja en su actividad. No obstante, también se crearon cerca de 3.000 empleos durante todo el año gracias a las empresas más grandes que «generan más empleo».
Así lo ha dado a conocer este jueves el presidente de la Confederación d’Empresaris del Comerç, Servicis i Autònoms de la Comunitat Valenciana (Confecomerç), Rafael Torres, en la rueda de prensa junto a la secretaria general, Amparo Barroso, para valorar la situación, previsiones y los retos a los que se enfrenta el sector del pequeño comercio.
En términos porcentuales, cerraron el 5% de los locales comerciales y el 9% de las empresas del sector, sobre todo las enfocadas al comercio electrónico. Según los datos de la patronal, el 16% de los negocios que cerraron eran online, cerca de 500 empresas, un subsector con «más mortandad», ya que muchas personas se lanzan a abrir este tipo de comercios sin el conocimiento suficiente pese a que los costes de digitalizar una marca «son muy elevados».
En cuanto a las consecuencias que está teniendo la inflación en las empresas pequeñas, Barroso ha señalado que esta subida costes está provocando «una reducción de los márgenes» e limitando «la capacidad de competir con otros formatos». En los dos últimos años los costes energéticos ha aumentado un 27,6% y los salariales un 17,5%, pero a ello también hay que sumar el gasto del alquiler o los financieros.
«La rentabilidad de las empresas, sobre todo formatos pequeños, está cayendo sensiblemente porque los costes están subiendo mas que las ventas», ha apuntado Torres que también ha indicado pese a que hayan aumentado las cifras de facturación «no se está vendiendo más» y que el consumo global está «creciendo» porque «hay más asalariados que están gastando», pero no el consumo medio de las familias.
No obstante, también han puesto en valor que son la segunda actividad que más aporta al PIB de la Comunitat Valenciana y que más empresas tiene, cerca del 12%. «Pequeño comercio no significa que nuestra contribución sea pequeña. Somos los que más empleo generamos después del sector público con 217.000 personas empleadas y canalizamos más de 20.000 millones de euros de consumo» defiende la patronal.
La jornada laboral de 37,5 horas restará rentabilidad
Por otro lado, Confecomerç también ha alertado de las negativas consecuencias que tendrá la implantación de la jornada laboral de 37,5 horas -que está preparando el Gobierno- en el sector del pequeño comercio valenciano. De hecho, aseguran que esta «medida desastrosa» provocará una reducción de la rentabilidad y la competitividad respecto a otros tipos de comercio.
Así pues, una encuesta realizada por la patronal a sus asociados revela que el 82% del sector considera inadecuada esta medida porque cree que el 75% de los comercios se verán afectado. Solo el 4% se plantea más contrataciones ante la medida mientras que el 55% teme tener que «estirar el chicle» y hacer más horas para cubrir costes, sobre todo, aquellos que tienen entre 1 y 3 trabajadores. «Si reducimos perdemos capacidad de competir» asegura Torres.
«Si no podemos trabajar más, tendremos que contratar a una persona y ello supone unos gastos que ya no son asumibles. No salen los números, son absolutamente inasumibles» ha manifestado el también presidente de la Confederación Española de Comercio (CEC), que también avisa que con estas medidas «se fortalece a los grandes y se daña los pequeños».
Del mismo modo, explica que el 50% del sector del pequeño comercio tiene un trabajador, es decir, una persona autónoma que es quien asume todas las horas y que esta reducción no le afectará, pero si que verá «más dañada» la conciliación porque tendrá que dedicar más esfuerzos y horas para competir contra grandes formatos que pueden permitirse contratar más personal.
«Vamos a perder capacidad, cuota de mercado y rentabilidad. No vamos a poder asumirlo. Se va a producir el efecto contrario» ha asegurado el presidente de la patronal.
Flexibilidad anual para reducir la jornada
Por ello, desde Confecomerç piden al Gobierno una flexibilidad para incorporar esta reducción de horas y que se siga haciendo de forma «anual» como se hace con los picos de temporada y no de forma semanal con «un tope». “Si es por semana estamos muertos” expresa Torres, que también asegura que los pequeños comercios quieren conciliar «absolutamente», pero creen que es mejor «dejarlo en manos del diálogo social» porque «cada uno conoce su sector y su negocio».
En cuanto a la subida del Sueldo Mínimo Interprofesional, hay menos oposición que a la reducción de jornada laboral, pero el 75% de los comerciantes piensa que les afectará negativamente, ya que supondrá un mayor incremento de costes, también en sus contratos con proveedores. «Los comercios no ha podido repercutir costes, por eso reducimos márgenes, cuesta ser competitivos contra otros formato. Nos puede llevar, no a generar un efecto inflacionario, pero a ser todavía menos rentables», ha lamentado.
En opinión de Torres, las medidas planteadas por el Gobierno central «precisamente van a hacer más daño al eslabón más débil de la cadena y eso no es lo que persigue el Gobierno». «Es fundamental que se deje en manos del diálogo social y no se imponga», ha subrayado Así, Confecomerç ha pedido que no se «tenga prisa» en aprobar la reducción de jornada laboral. También ha apostado por una racionalización de horarios, como la de otros países europeos.