La Guardia Civil de Castellón ha celebrado esta mañana un acto solemne en el Barranco de Bellver, en recuerdo de los primeros guardias civiles que perdieron la vida en un servicio humanitario.
La noche del 14 de septiembre de 1850, la tempestad y las lluvias torrenciales hicieron intransitables los caminos de la localidad de Oropesa del Mar; la diligencia-correo que iba dirección Madrid cayó por el barranco de Bellver, los guardias civiles Pedro Ortega y Antonio Giménez no dudaron en arrojarse para tratar de auxiliar a los accidentados, sacrificando sus vidas y pereciendo en el intento, junto con las personas que iban en el carruaje.
Al acto ha asistido el Coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Castellón, la alcaldesa de Oropesa del Mar, y un número reducido de miembros de la Comandancia.
Los servicios humanitarios son un pilar en la base de la creación del cuerpo de la Guardia Civil, como su propia Cartilla Fundacional encomienda en el artículo 6º “… Procurará ser siempre un pronóstico feliz para el afligido, y que a su presentación el que se creía cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que vea su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado; y por último, siempre debe velar por la propiedad y seguridad de todos”