La Fundación Isonomia de la Universitat Jaume I ha celebrado el vigésimo aniversario del Seminario Internacional contra la Violencia de Género, que este año lleva por título «Las mujeres como sujetos de las violencias machistas: voces, estrategias y recursos» en el que se ha buscado dar voz en mujeres supervivientes de esta violencia y a organizaciones que trabajan con y para ellas para avanzar así en el diseño e implementación de estrategias y medidas dirigidas a corregir las violencias machistas.
La vicerrectora de Responsabilidad Social, Políticas Inclusivas e Igualdad de la UJI, Elsa González Esteban, junto a la directora del seminario, María José Senent, ha inaugurado el seminario y ha destacado que «las universidades tienen un papel esencial en la investigación y análisis de las raíces estructurales de estas violencias, un debate académico que tiene que servir de herramienta para generar conciencia y posibilitar cambios que transformen una realidad todavía marcada por las violencias machistas».
En esta línea, ha puesto de relieve la importancia fundamental que tiene la educación en la desarticulación de las raíces de la violencia a través de la formación en igualdad y el cuestionamiento de los estereotipos.
Así mismo, la vicerrectora ha querido destacar, a raíz de la temática de esta edición del seminario, cómo las mujeres no son solo víctimas, sino también protagonistas de las luchas para erradicarlas. No obstante, ha remarcado que «este esfuerzo no es solo una tarea de mujeres, sino que requiere el compromiso de todas y todos».
En el marco del Seminario, se ha hecho entrega del XX Premio Isonomía contra la violencia de género, otorgado en esta edición a la asociación sin ánimo de lucro Alanna, creada en 1998 con el objetivo de trabajar junto a mujeres y niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad social por estar inmersas en situación de violencia machista con la filosofía de realizar una intervención circular y con el objetivo de conseguir la superación de las desigualdades entre hombres y mujeres, desde una perspectiva de género, infancia y trauma.
La asociación creó en 2005 el primer Centro de Atención Integral a Mujeres y Niñez Víctimas de la Violencia de Género y Agresiones Sexuales, y desde sus inicios han hecho intervenciones con cerca de 18.000 mujeres y 6.000 niños, niñas y adolescentes.
También ha impulsado la primera empresa de inserción de la Comunidad Valenciana «Integras. Tú» que forma, contrata y acompaña a mujeres víctimas de la violencia de género y mujeres prostituidas, y es pionera en la formación y puesta en marcha de puntos y patrullas violeta, entre otras acciones.
A continuación, Victoria A. Ferrer, catedrática de Psicología Social de Género de la Universitat de les Illes Balears, ha ofrecido la conferencia inaugural en la que ha hecho un análisis de las «luces y sombras» de los 20 años de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
Algunos de los aspectos positivos que ha citado han sido el hecho de que se aprobara por unanimidad y su enfoque integral, con un importante peso de la prevención y medidas para la recuperación de las mujeres y la reeducación de los maltratadores. Aun así, la catedrática ha afirmado que «el mayor problema ha sido que esta ley no se ha desarrollado en su totalidad.
Esa unanimidad no se ha traducido en lo que cabía esperar y, en cambio, se han producido resistencias judiciales, además de frenos y bloqueos de carácter político, más por omisión que por acción, con una falta de implementación por ejemplo de políticas educativas».
Otro aspecto que ha mencionado Victoria A. Ferrer ha sido cómo la crisis económica del 2008 se utilizó como «excusa para no desarrollar estas acciones», y cómo el discurso de la austeridad se utilizó para «llevarse por delante políticas de igualdad o actuaciones relacionadas con el feminismo».
En la vertiente positiva, ha nombrado el Pacto de Estado contra la Violencia de Género aprobado en 2017, que ha supuesto una mejora en la financiación, o el Convenio de Estambul, de 2011, sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica. También ha hecho referencia a normativas que regulan otras formas de violencia hacia las mujeres, como el acoso sexual, y modificaciones que se han aprobado a lo largo de estos años que, por ejemplo, han reconocido a los hijos e hijas como víctimas de la violencia de género.
Las resistencias sociales ha sido el último de los temas que ha abordado la catedrática, sobre el que ha afirmado que «las inercias, los mitos y la misoginia están en todas partes». En este sentido, ha señalado que «los negacionismos no es que nieguen la existencia del hecho, sino que niegan la existencia del problema social. Remiten a un problema individual y no estructural». Así, ha añadido que «cuando estas resistencias se ejercen desde posiciones de poder puede comportar graves consecuencias porque se legitiman ciertos actos».
Sobre las resistencias sociales, también ha hecho hincapié en cómo la reacción patriarcal a los avances en igualdad tiene el «caldo de cultivo perfecto en Internet, un espacio que es un altavoz desde el anonimato y donde se canalizan los mensajes de odio y misoginia, y esto es extremadamente peligroso».
Finalmente, ha incidido en la importancia de seguir trabajando y, especialmente, de involucrar a los hombres y que tengan un papel activo.