La ermita de Santa Quitèria ha renovado los 28 bancos tras la afección de la madera por la plaga de polilla. El Ayuntamiento de Almassora, titular del ermitorio, ha encargado la fabricación e instalación de los asientos a una carpintería local, que ha finalizado la actuación en el plazo previsto. Así, los operarios han trasladado las nuevas gradas de madera hasta el templo tras una inversión de 12.806,64 euros.
El concejal de Servicios Públicos, Joan Antoni Trenco, y la alcaldesa, Merche Galí, se han desplazado esta semana hasta la ermita para comprobar el resultado de una intervención que, como requisito prioritario, tenía que respetar el diseño de los bancos anteriores. Así lo trasladó el Servicio Municipal de Mantenimiento y Logística (SMML) a la empresa local encargada de la fabricación.
En este caso, la carpintería ha cumplido con la réplica de las bancadas y ha optado por madera de pino flandes en asientos y reposamanos moldurados con detalles en los respaldos y terminaciones. La madera está tratada contra posibles plagas, incluida la de polilla que corroyó los asientos anteriores, y está barnizada en tono avellana.
En los próximos días, la empresa revisará el resto de elementos de madera del interior de la ermita para garantizar que están limpios de otras plagas y prevenir el posible contacto con los nuevos bancos. Éstos están disponibles ya para su uso después del tiempo de secado en la propia carpintería y completan así la renovación ejecutada en la ermita que acoge la imagen de la patrona de Almassora a escasos metros de la zona donde está prevista la construcción de un mirador en 2022.
Las inversiones del presupuesto que la localidad estrenará en enero recogen una partida de 186.000 euros para ejecutar esta reforma que dignificará el entorno de la ermita y fomentará su uso como espacio de ocio y práctica deportiva al aire libre. Potenciar el entorno del río con este mirador diseñado por los técnicos municipales acabará con años de degradación de los terrenos ubicados en el paseo que lleva el nombre de la patrona.
Al tiempo, la intención de técnicos y equipo de gobierno pasa por eliminar los vasos de la piscina abandonada hace más de una década que, por el estado de la construcción, impiden recuperar su uso original. Por tanto, el mirador se convertirá en una ‘ventana’ al Millars con materiales respetuosos con el entorno y que ofrecerá unas vistas del río que no son posibles con la configuración actual.